sábado, 20 de diciembre de 2008

Bamberg und Nurenberg mit Lisa

Viernes 12.

Lisa, nuestra compi de piso, nos ha invitado a su casa en Bamberg. Una pequeña ciudad al sur de Weimar, a unos 180 km. Así que nos levantamos, aún resacosos de la Christmas Party, y miramos los horarios de tren en Internet. Una vez sabemos la hora de partida y posterior llegada a la ciudad de Bamberg, preparamos las mochilas y llenamos una bolsa de tela con comida y bebercio.

Tres trenes y unas 3 horitas y pico más tarde llegamos a Bamberg, donde nos espera Lisa ya en la misma estación. Definitivamente viajar en tren por Alemania es muy caro, casi el doble que en España. Un tren directo Weimar-Bamberg (180km.) puede llegar a costar 60€, a no ser que lo cojas con mucha antelación o algún tipo de promoción. A nosotros, por ejemplo, nos sale por 29€, pero porque cogemos trenes regionales, mucho más lentos y con dos trasbordos de por medio.

Por raro que parezca, esto NO es una foto en blanco y negro.

Pero quejas ferroviarias aparte, el viaje pasó bien, comimos sushi, tortilla de papas y vimos correr por la ventana paisajes nevados. Bastante surrealista todo. Sobretodo de resaca, donde todas las cosas parecen tomar otra dimensión.


Lisa nos conduce al coche, donde está su padre y un amigo. Vamos hacia el centro. Aparcamos y damos una vuelta por allí. Ya es de noche, pero está repleto de gente. Seguramente la hora de más afluencia al mercado navideño. Son cerca de las seis y la mayor parte de la gente ya ha salido de trabajar. Instalado, como de costumbre, en la plaza principal de la ciudad, las luces, el bullicio de la gente, el olor a salchichas y a Glühwine inundan los sentidos de los transeúntes.

Visto el mercado navideño, donde nos comimos unas castañas asadas buenísimas pero algo escasas (debido a la ecuación precio-gramos), nos dirigimos hacia el "Altes Rathause" (el viejo ayuntamiento) y luego hacia el coche. Inaudito dicho edificio de la ciudad, jamás antes había visto un ayuntamiento ubicado en el bello medio de un puente. Sí, sí, no es broma. El río divide la parte de la ciudad donde está el monasterio y la catedral con el resto del pueblo. Sobre los cimientos del principal pilar que sustenta la pasarela, allí está el curioso antiguo ayuntamiento, con su gran portalada para que los viandantes puedan pasar a través de él, cruzando así, al otro lado del río. Aparte de eso, el "fresco" exterior que decora sus dos fachadas es uno de los más grandes de Europa, y seguramente del mundo.

Como era de esperar, a tan particular edificio, no le puede faltar una curiosa leyenda sobre su origen. Tal leyenda cuenta que a un lado del río vivían los nobles, los dirigentes y el clergado, y al otro lado vivia la plebe. Ésta última, harta por los impuestos abusivos a los que le sometían los otros, decidieron echar abajo el único puente que les unia. Así que las dos partes quedaron aisladas la una de la otra, el rio Regnitz las separaba. Duraron así algún tiempo, pero se dieron cuenta de que unos no podían vivir sin los otros, de tal forma que decidieron reconstruir el puente y, como símbolo de diplomacia entre las partes, el ayuntamiento se construyó en mitad de esa pasarela.

La luna estaba alta y grande, parcialmente cubierta por la neblina. Lucía soberbia encima del ayuntamiento, creando una estampa única. El frío apretaba y nos dirigimos, junto con Lisa y su padre, pasando antes por el supermercado, a su casa. Lisa estudia y enseña música, su padre es profesor de música, su madre es profesora de música y su hermano mayor, para variar, es también profesor de música. jajajaa... Llegamos a la casa, Lisa nos presentó al resto de su familia, nos acomodó en una habitación de invitados y bajamos a cenar. Yo preparé una ensalada sencilla, y comimos todos juntos mientras charlabámos en una mezcla rara de alemán, inglés y español. Pudimos probar comida turca. En casi todos los supermercados o centros comerciales un poco grandes de Alemania se pueden encontrar especialidades frías de "pickles" y guarniciones de estilo Turco. Madre mía si picaban, jajja!

Un poco de pan y embutido más tarde y cansados como niños chicos, deseamos buenas noches al personal y nos fuimos a nuestras camas de invitados en nuestro cuarto de invitados. Lisa nos ofreció varias películas, todas en alemán y muy pocas con subtítulos ni que fueran en inglés, así que acabamos viendo Lola Rennt (muy recomendable) en alemán. Yo encantadísimo. Nos dormimos enseguida.

Unos dulces que vimos en el camino de vuelta a casa. A Nana le chiflaron.

Sábado 13

Nada más levantarnos nos dimos una ducha rápida y bajamos a desayunar. Como buenos huéspedes nos amoldamos a lo que se ofrecía. En la mesa del comedor trabajaba incansable una máquina de café, así que me tomé uno. Muy bueno, no entiendo mucho de cafés pero estaba realmente rico. Lo acompañé con unas galletas navideñas, deliciosas también.

El coche de Lisa y la casa de su familia.

Rápidamente nos pusimos en marcha y nos dirigimos a la ciudad. Creo que no lo he contado antes, pero la casa de Lisa estaba en una aldea cerca de Bamberg, no recuerdo el nombre, pero era básicamente un sitio residencial. Lisa teía planes así que Nana y yo dimos un paseo de unas dos horitas por el centro. Tuvimos tiempo de ver la parte más nueva y la más antigua, y de entrar en unas cuantas librerías de segunda mano muy chulas.

Una zona de casas junto al río a la que llaman "la pequeña venecia".

En la parte antigua nos topamos con la "Schlenkerla Brauerei" (desde 1678), una de las siete productoras artesanales de cerveza que tiene Bamberg. Según ellos la más antigua y la primera en hacer la auténtica Rauchbier (cerveza ahumada). Sin dudarlo demasiado y a pesar de que aún teníamos el regustillo del café en la boca, decidimos que era el momento. ¿Quién sabía si volveríamos a tener la oportunidad? Así que nos metimos dentro y pedimos una birra. La camarera, que debía triplicarme en edad, como todo el resto de la clientela, nos trajo muy amablemente una Urbock Rauchbier Dunkel. (Eso es una cerveza oscura, ahumada y fuerte). Todo el mundo tomaba lo mismo. Toda esa gente de pelo blanco. Puede parecer broma, pero creedme que eran las 11 y media de la mañana y, aunque parezca mentira, casi todas las mesas estaban llenas, pero de gente de 60 años para arriba, incluidas las dos camareras. Sin duda una experiencia curiosa y única, una birra ahumada, que ya de por sí es más rara que un perro verde, rodeados de abuelos bebedores de birra y camareras con nietos... jajajaja!


Arriba. La "Brauerei" por fuera.
Abajo. La cerveza que nos sirvieron, una carta que cogí yo acerca de la historia de la casa "Schlenkerla" y los abuelos.


En fin, como se nos hacía tarde, salimos de allí, no sin antes comprarme, en la ventanilla que había en el patio interior, un par de botellas de otros tipos de Rauchbier de la misma Schlenkerla. Una Weizen y una Marzen (aunque luego vi que me habían dado una Urbock, pero fue culpa mia). Fuimos al encuentro de Lisa y volvimos con su coche a la casa, pues la madre nos había invitado a una comida típica bávara.


Bratwurst (salchicha alemana braseada) y Wienenwurst (salchicha blanca hervida al vapor) con "sauerkraut" y puré de patatas. Todo muy rico y consistente. De esas comidas que casi no te hace falta ni postre, más que nada porque no te cabe.

Durante la comida estuvimos hablando acerca de Franconia, la región en la que estamos. Sí, Bamberg forma parte de Baviera, que es Land (estado federado) más grande de Alemania, pero a su vez Baviera tiene distintas regiones, la del norte se llama Franconia. Y por lo que entendí, básicamente tiene sus peculiaridades que la diferencian del resto, como puede ser el acento de la gente y su simpatía. A rasgos generales podemos decir que, al igual que España, en el sur la gente es un poco más abierta y que muchas regiones tienen su accento o dialecto característico.

Una pegatina callejera que nos recuerda donde estamos. Seguramente con fines independentistas o de reconocimiento de la región como identidad propia.

Casi de corrido, preparamos alguna cosa y vuelta a Bamberg ciudad. Lisa tiene audición, así que nos deja en el "monasterio Michaelensis" y desde allí emprendemos nuestra ruta. El monasterio es enorme, con varios patios y jardínes. Y para variar es otra de las destilerías de cerveza artesanal de la ciudad. Hay incluso un museo dedicado a todo aquello relacionado con la produccion de cerveza en Franconia, pero por desgracia los meses de invierno permanece cerrado al público. (Algo que debeís tener muy en cuenta si visitaís Alemania en esta época del año). Desde la parte de atrás del monasterio, colgado encima de una pequeña colina, hay unas vistas únicas de Bamberg.

Arriba. Lateral de la iglesia del monasterio.
Abajo. Techo dentro de dicha iglesia decorado con pinturas de plantas medicinales, que además són biblicas.

Vistas desde la parte de atrás de l monasterio y hacia la ciudad.

Avanzamos camino de la catedral, eso es en dirección al centro de Bamberg, pero antes de llegar nos topamos con un pequeño mercado navideño dedicado a la artesanía. Nos metemos através de las distintas estancias que lo conforman, pues parece estar dentro de una parroquia. A mi parecer solo algunas cosas se alejan de lo habitual y son dignas de ver, como un hombre que dibuja pequeños cuadros de ratoncitos en escenas cotidianas que corresponderían a los humanos. Grabados con un estilo muy de cómic, pero con mucha personalidad en el trazo.

Saliendo de allí nos dirigimos a la Catedral de Bamberg. Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1993, las primeras referencias de este templo datan de 1004 d.C. Es bastante majestuosa, como casi toda catedral, con sus cuatro torres, dos delante y dos detrás. Románica, las fachadas de piedra marrón claro y los techos verdes u oscuros. A mi lo que más me sorprende es que no sólo tiene un ábside en la cara opuesta a la portalada principal, sino que tiene dos, una al norte y otra al sur. De esta esta manera no hay una puerta principal sino dos, una a cada lado del primer ábside, una curiosidad al fin y al cabo.


Desde allí y una vez visitada por dentro, bajamos al centro. Compramos alguna postal y Nana prueba una especie de "croissant" típico de Bamberg. Nada del otro mundo, parece un "croissant", con gusto a "croissant", que huele a "croissant" pero que lleva menos levadura y es algo más denso, más consistente. Lo llaman "Bamberger Hörnchen". Está bueno.

A las 6 nos viene a recoger Lisa enfrente de la Catedral, volvemos a su casa y poco después volvemos a estar montados en el coche camino de Núrenberg. Esta vez conduce su padre, la madre de copiloto y Lisa, Nana y yo detrás. Ella ha quedado con unas amigas para verse allí y los padres aprovechan para cenar por allí. Cuando se hacen quedadas de este típo entre amigos o gente que comparte una misma faceta (por ejemplo con los del trabajo, los de inglés, etc.) y quedan periódicamente, por ejemplo el segundo sábado de cada mes, a eso se le llama "Stammtisch". Imaginaos si son ordenados estos alemanes que hasta pa quedar con las amistades fijan días al mes y todo. El vocablo de "Stammtisch" (tisch=mesa) viene de que antes (y aún en algunos lugares) siempre se reservaba una mesa ese mísmo día de cada mes a un determinado grupo de amigos, así siempre se aseguraban la mesa en el local que fuera.

La ciuda de Núrenberg, famosísima por ser sede principal del partido Nazi y por acontecer a posteriori los juicios contra los miembros de esta mísma organización, fué bombardeada hasta la saciedad durante la segunda guerra mundial. Por ello, prácticamente todos los edificios que se pueden ver son reconstruidos de hace bien poco. Se trata de una ciudad amurallada, con un importante casco antiguo dividido por el río Pegnitz.

En Núrenberg se hace uno de los mercados navideños más importantes de alemania. Uno de los más antiguos y probablemente al que más gente acude de todos. Tiene hasta nombre própio, Christkindlemarkt. Realmente hay mucha gente, el paso está estrecho, las chicas se agarran el bolso, la gente pide salchichas de Núrenberg (una especialidad autóctona donde la salchicha es pequeñita y muy especiada y grasa), los grupos de jóvenes (y no tan jóvenes) se emborrachan con el Glühwine, la gente parece estresada por comprar regalos y demás chuminadas navideñas,... Definitivamente veo todo aquello como un circo y prefiero quedarme a un lado, observando, que participar de él.

De izquierda a derecha: JC, Nana, Leonie y Lisa.

Esos tejados a rayas son las casetas del mercado navideño, no se puede ver pero entre ellas está abarrotado de gente.

Leonie, la amiga de Lisa, que vive en Nurenberg, nos lleva hasta la Fuente Hermosa. A un lado de la Plaza del Mercado, donde está instalado el gigantesco mercado navideño, una fuente en forma de pirámide, de casi 20 metros de altura, se alza majestuosa ante la muchedumbre y las casetas. El circuito de agua está apagado, pero seguramente la pila octogonal que tiene como pie, recoja una cascada de agua que baja por las 40 figuras de piedra que están dispuestas a 4 niveles. Alrededor de la fuente hay una verja. En el lado suroeste de la verja, en la parte superior, hay una anillo de color dorado, sin ninguna soldadura, que se puede girar. Dice la leyenda que quien haga girar 3 veces ese anillo mientras se pide un deseo, este se cumplirá. Es conocido como el "anillo del deseo". Los cuatro lo hicimos girar. Había hasta cola para subir al peldaño y hacer girar el anillo.


Nos separamos de Lisa y su amiga de la "Stammtisch" para reencontrarnos más tarde. Intentamos buscar un sitio decente donde sentarnos y tomarnos una buena birra calentitos. Entramos en lo que viene a ser la cervecería típica y más antigua de la ciudad. El sitio está repletito de gente, pero ante mi sorpresa nos ofrecen sitio, lógicamente compartiendo mesa con ortas personas (en las cervecerías es de lo más normal). Enseguida viene la camarera, que no solo no pone ni un ápice de paciencia para entender nuestro alemán de "guiris" sinó que se va ofuscada cuando le pedimos más tiempo para decidir. Los amables "herren und damen" que tenemos al lado empiezan a cuchichear sobre nosotros echando miraditas como si fueramos extraterrestres o algo así. Los precios de la carta son directamente abusivos (más altos que en Munich, Berlín o cualquier otro lado). La camarera impertinente vuelve en menos de dos minutos, miro a Nana y con la mirada me lo dice todo. Le digo a la camarera que se espere por favor, que estamos decidiendo, vuelve a irse de malos modos y sin pensarlo dos veces nos levantamos de nuestros asientos y nos vamos tal y como hemos venido. Quiero pensar que la situación se ha dado debido a que estamos en fiestas y con la acumulación de gente el servivio está crispado y tal, pero vamos que era para avisar a la jefa de sala para cantarle las cuarenta.

Finalmente, y tras recorrer varias calles, decidimos que lo mejor para nuestra economía y nuestro tiempo (habíamos quedado en brevas con Lisa), era algo rápido, como un "quebap" o así. Tuvimos suerte y encontramos un puesto de "falafel", pero ojo al dato, ¡egipcio y vegano! Muuy bueno, creo que de los mejores "Falafel" que he provado jamás. Las bolas rebozadas, aparte de garbanzo devía llevar espinaca o algo así porque eran prácticamente verdes.

Nos encontramos con Lisa, con sus padres y volvemos a Bamberg. Derechos a la cama.

Domingo 14

Nos levantamos a eso de las 9. Nos tomamos un cafelito de esos tan ricos y vamos a Bamberg en coche. Allí Lisa nos presenta a una chica mitá italiana mitá alemana y desayunamos todos juntos. Lo que bauticé como "un desayuno de huevos", pues básicamente eso es lo que comimos. A compañados de pan con mantequilla o lo que cada uno pidiese. Después de eso teníamos pensado ir a un castillo cerca de aquí, pero el tiempo se nos echa encima y Lisa dice que su madre nos ha preparado de comer. Así que damos una pequeña vuelta por la ciudad, pero pasando por otros lugares y además esta vez nuestra compi de piso nos va explicando aquello con lo que nos vamos encontrando. Comemos a las 12 y poco así que casi aún con el huevo en el gaznate nos comemos lo que tan amablemente nos ofrece la madre de Lisa. Ensaladita de pimiento rojo, arroz, verdura cocida, y algo de carne.

Una nueva prespectiva del "Altes Räthaus" sobre el puente.

Descansamos una horita, Nana está bastante cansada. Lisa prepara sus cosas y nosotros hacemos la maleta en un momentillo. Bajamos abajo, nos tomamos un café y nos despedimos de la familia de Lisa, con la que tan agradecidos nos sentimos por su hospitalidad. Nos montamos en el coche y hacemos una visita rápida al castillo de Altenburg, más cerca de Bamberg de lo que creía. Y más austero también de lo que imaginaba. No parece un castillo muy antiguo. Más bien parece una residencia de ricachones fortificada en lo alto de un pequeño montículo. Pero bueno, las vistas son chulas. Aún hay nieve de los días anteriores.

Pasarela para salvar el foso de la entrada del castillo de Altenburg.

Desde allí ya cojemos el coche y rumbo a casa, a Weimar. Por la autopista vamos observando el paisaje. Uno se da cuenta de las dimensiones reales del país, casi más que con el tren. Dos horas y media mas tarde, ya de noche, llegamos a casa. Hogar dulce hogar.

5 comentarios:

PrrrK_03 dijo...

Joder macho, menudos viajes te metes... xD

A muchos de tus lectores (concretamente, los 3 o 4 que te leemos) les está consumiendo la envisia cosa mala ahora mismo...

JC : dijo...

Bueno, yo no lo hago con esa intención... solamente compartir con vosotros la experiencia.

Muy cierto también que la escribo para mí mismo, para tenerla reseñada en algún lado, ya sea en papel o en internet, cosa que con mi lamentable memória agradezco a posteriori.

Y bueno de paso animo a que escribáis vuestras excursiones, aunque sean de vuestra mísma ciudad, pueblo o del pueblo de al lado... no por ser más lejano es más interesante o más guay.

Cuidarse gente, y disfrutad!

Anónimo dijo...

Wooo!!!

Que guapo tio n__n Me ha hecho reír mucho eso de la cerveceria llena de yayos con camareras yayas jajaja. En fin tú, ya sabes que soy fan de tu blog aunque luego digas "sssssht, estoy con el BLOG" xDDDDDDDDDDDD

Nos vemos en un rato manito!

Francofonia dijo...

El tren y el transporte público en Alemania es muuuuy barato! Todo mundo está concienciado de usar transporte público y hay unos precios chollo para viajar en tren,bis,etc. Nada de acuerdo con vuestra experiencia.
Nuremberg y Bamberg de ensueño,Múnich una decepción grandísima

Francofonia dijo...

El tren y el transporte público en Alemania es muuuuy barato! Todo mundo está concienciado de usar transporte público y hay unos precios chollo para viajar en tren,bis,etc. Nada de acuerdo con vuestra experiencia.
Nuremberg y Bamberg de ensueño,Múnich una decepción grandísima